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No.22 | May 202521V o z de I r %u00e1 ncomo una herramienta de distracci%u00f3n, destinada a desviar la atenci%u00f3n de la opini%u00f3n p%u00fablica internacional respecto a las atrocidades que se cometen en lugares como Palestina, Yemen, Irak, Damasco y Afganist%u00e1n. Otro punto fundamental es que los grandes poderes coloniales y las potencias dominantes del mundo contin%u00faan fabricando enemigos imaginarios con el fin de mantener unidas a sus propias sociedades, justificar sus intervenciones militares en otros pa%u00edses y preservar su hegemon%u00eda pol%u00edtica y econ%u00f3mica. Este %u201cenemigo%u201d no siempre es una comunidad concreta o una religi%u00f3n espec%u00edfica, sino que a menudo se construye como una figura abstracta, una amenaza simb%u00f3lica que cobra vida en la mente de las sociedades a trav%u00e9s de los medios de comunicaci%u00f3n, los sistemas educativos y la industria cinematogr%u00e1fica. En este proceso, el enemigo inventado es representado como una amenaza directa a %u201cla civilizaci%u00f3n, la democracia y la paz%u201d, y que no se le percibe como un individuo com%u00fan, sino como una figura demonizada: %u201csalvaje, extremista, incivilizado y peligrosa%u201d. Esta estrategia de construcci%u00f3n del miedo se aplica hoy de manera evidente en el contexto de la islamofobia, donde se proyecta una imagen profundamente distorsionada de los musulmanes.Cuando esta construcci%u00f3n imaginaria se asume como realidad, la mente colectiva llega a considerar imprescindible %u2014e incluso moralmente justificado%u2014 imponer guerras, sanciones u otras formas de agresi%u00f3n contra ese enemigo inventado. Desde esta postura, cree estar defendiendo a la humanidad, cuando en realidad est%u00e1 ejecutando, de forma inconsciente, los planes hegem%u00f3nicos trazados por las potencias dominantes.A partir del a%u00f1o 2011, la islamofobia comenz%u00f3 a intensificarse a un ritmo m%u00e1s acelerado en distintas partes del mundo. Esta tendencia se debe, en gran parte, a que el Islam %u2014y, en particular, la conciencia creciente de los musulmanes%u2014 es percibido como una amenaza frente al orden civilizatorio hegem%u00f3nico, basado en libertades sin l%u00edmites, valores individualistas extremos y una cultura centrada en el egocentrismo. La forma m%u00e1s efectiva de enfrentar la islamofobia es mantener una clara separaci%u00f3n ideol%u00f3gica respecto al pensamiento polite%u00edsta y, al mismo tiempo, reflejar en la pr%u00e1ctica la verdadera esencia del Islam: una religi%u00f3n fundada en la verdad, la justicia, el amor, la tolerancia y el conocimiento.En la aleya 3 del sura At-Tauba del Sagrado Cor%u00e1n se lee:%u201cDios y Su Mensajero anuncian a toda la gente, en el d%u00eda m%u00e1s solemne de la peregrinaci%u00f3n, que Dios ya no tiene ning%u00fan pacto con los id%u00f3latras, ni tampoco Su Mensajero [%u2026].%u201dEste vers%u00edculo transmite con claridad que la separaci%u00f3n de la falsedad y de los sistemas basados en el polite%u00edsmo es la %u00fanica v%u00eda hacia la verdadera salvaci%u00f3n.La Bara%u2019at %u2014la renuncia a los polite%u00edstas%u2014 no es simplemente un lema, sino un s%u00edmbolo del despertar ideol%u00f3gico de la ummah (sociedad) musulm%u00e1n y de su toma de conciencia frente a la falsedad. Esto nos ense%u00f1a que los enemigos de la verdad no siempre recurren a enfrentamientos b%u00e9licos directos; en muchas ocasiones, se ocultan bajo el disfraz de la civilizaci%u00f3n, los medios de comunicaci%u00f3n o incluso la libertad de expresi%u00f3n.Su mensaje es que el musulm%u00e1n no solo debe ser un devoto, sino tambi%u00e9n una persona de perspicacia, que reconozca la falsedad no solo en su apariencia, sino tambi%u00e9n en sus intenciones, y que siempre se mantenga con valent%u00eda al lado de la verdad.