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No.22 | May 20257V o z de I r %u00e1 nun m%u00e9todo aut%u00e9ntico y pr%u00e1ctico de gobernanza, capaz de fortalecer el capital social del sistema.El resultado de este enfoque fue el funeral sin precedentes que se le ofreci%u00f3: una multitudinaria manifestaci%u00f3n de afecto popular que, en palabras del l%u00edder de la Revoluci%u00f3n, transmiti%u00f3 %u201cel mensaje del poder de la Rep%u00fablica Isl%u00e1mica%u201d a la opini%u00f3n p%u00fablica mundial.Quiz%u00e1s el aspecto m%u00e1s destacado del m%u00e1rtir Raisi, como disc%u00edpulo de la escuela pol%u00edtica del difunto Imam Jomeini (P), fue su compromiso con la justicia y la dignidad humana. Para el Imam, la justicia no era un ideal abstracto, sino un criterio esencial para evaluar la autenticidad de la Revoluci%u00f3n. Por ello, tan pronto como el m%u00e1rtir Raisi asumi%u00f3 el cargo de jefe del Poder Judicial, emprendi%u00f3 una lucha sistem%u00e1tica contra la corrupci%u00f3n. A trav%u00e9s de fallos firmes y determinantes, logr%u00f3 renovar la esperanza de la sociedad al establecer un nuevo est%u00e1ndar de integridad administrativa.Este enfoque se proyect%u00f3 tambi%u00e9n durante su mandato presidencial, mediante una pol%u00edtica presupuestaria orientada a la justicia y la priorizaci%u00f3n de proyectos de infraestructura en las regiones m%u00e1s desfavorecidas. Aunque algunos indicadores macroecon%u00f3micos a%u00fan se encuentran en proceso de consolidaci%u00f3n, este conjunto de medidas refleja, desde una perspectiva metodol%u00f3gica, un compromiso real con los fundamentos te%u00f3ricos que el Imam Jomeini (P) expuso en la Carta del Gobierno Isl%u00e1mico.El legado laboral del m%u00e1rtir Raisi constituye una prueba palpable de su esp%u00edritu de servicio, as%u00ed como un elemento eficaz y decisivo en el contexto de la guerra h%u00edbrida que hoy enfrenta la Rep%u00fablica Isl%u00e1mica. Con una dedicaci%u00f3n poco com%u00fan, romp%u00eda los l%u00edmites del %u201ctiempo administrativo%u201d tradicional, dirigi%u00e9ndose directamente %u2014incluso tras viajes oficiales al extranjero%u2014 a acompa%u00f1ar a los afectados por desastres naturales como las inundaciones. Esta actitud encarna, de forma concreta, el mismo concepto que el l%u00edder de la Revoluci%u00f3n Isl%u00e1mica ha definido como %u201cpresencia en el campo%u201d.Por lo tanto, el aniversario del martirio de Raisi y el aniversario del fallecimiento del Imam Jomeini (P) pueden considerarse, a la luz del pensamiento de la Revoluci%u00f3n Isl%u00e1mica, como eslabones de una misma cadena: que comienza con la teor%u00eda del gobierno isl%u00e1mico, contin%u00faa con el establecimiento de la rep%u00fablica religiosa en una segunda etapa, y se prolonga con la aparici%u00f3n de autoridades que, en la pr%u00e1ctica, transforman esta teor%u00eda en una experiencia social viva. El arte de la Revoluci%u00f3n para continuar este camino consiste en formar una generaci%u00f3n de gestores al servicio del pueblo, que giren en la %u00f3rbita del Velayat-e Faqih y construyan un puente de confianza entre el pueblo y el gobierno.Ahora bien, en la evaluaci%u00f3n de este recorrido, dos tareas %u2014una cient%u00edfica y otra pr%u00e1ctica%u2014 se presentan ante la %u00e9lite. La primera, compilar la literatura te%u00f3rica del %u201cservicio yihadista%u201d, basada en el legado intelectual del difunto Imam (P) y en las experiencias concretas del gobierno del m%u00e1rtir Raisi. La segunda, diagnosticar con precisi%u00f3n los obst%u00e1culos institucionales que impiden la realizaci%u00f3n de este modelo y proponer mecanismos correctivos.Adem%u00e1s de estos dos ejes, la expansi%u00f3n e institucionalizaci%u00f3n de este discurso en los %u00e1mbitos acad%u00e9mico, investigativo y medi%u00e1tico es tambi%u00e9n una necesidad innegable, de modo que el %u201cservicio yihadista%u201d trascienda el nivel de una experiencia ocasional y se convierta en una exigencia integral en el %u00e1mbito del servicio al pueblo.Conmemorar el 4 de junio (14 de Jordad en el calendario persa) y el 20 de mayo (30 de Ordibehesht) es, en esencia, rendir homenaje a dos dimensiones de un mismo sistema po%u00e9tico: por un lado, al Imam Jomeini (P), arquitecto de la Revoluci%u00f3n Isl%u00e1mica y fundador de la teor%u00eda de la democracia religiosa; y por otro, al m%u00e1rtir Raisi, disc%u00edpulo leal y ejecutor comprometido de esa misma escuela de pensamiento.Honrar al Imam (P) es volver a los cimientos intelectuales de la Revoluci%u00f3n; evocar al m%u00e1rtir Raisi es reconocer la aplicaci%u00f3n pr%u00e1ctica de esos principios en la realidad contempor%u00e1nea. El porvenir de la Rep%u00fablica Isl%u00e1mica descansar%u00e1 sobre una base firme en la medida en que cada generaci%u00f3n de gestores logre convertir las ense%u00f1anzas del Imam (P) y del l%u00edder de la Revoluci%u00f3n Isl%u00e1mica en conducta organizacional y pol%u00edticas p%u00fablicas, tal como lo hizo el m%u00e1rtir Raisi. Solo entonces, la justicia social, el progreso sostenible y la dignidad nacional dejar%u00e1n de ser consignas simb%u00f3licas y se materializar%u00e1n como frutos tangibles del v%u00ednculo entre la fe, la voluntad del pueblo y una gesti%u00f3n sincera y comprometida de los asuntos p%u00fablicos.